27 de marzo de 2013

La sombra de Django


La forma que Tarantino tiene de filmar sus historias no deja a nadie indiferente. Es de sobras conocido que Tarantino administra hábilmente las secuencias de calma tensa antes de la tormenta (como la del bar La Louisiane en Malditos bastardos), que está en su salsa cuando los personajes mantienen ingeniosas conversaciones pueriles (como la del masaje en los pies de Pulp Fiction) y cuando se desatan secuencias de violencia extrema (La Novia empuñando la katana en la casa de las hojas azules en Kill Bill vol. 1). Es el cine de Tarantino, son estilemas del genio de Knoxville que los tarantinianos en cada estreno disfrutamos y gozamos con delectación.
 
Pero, ay, algo no marcha bien. Algo chirría en Django desencadenado.
 
Aunque Django desencadenado me ha parecido una película de calidad, he apreciado con desazón inquietantes señales de agotamiento en el cine de su autor. Me da la sensación de que la recién oscarizada película de Tarantino, "un spaghetti western con negro dentro" (como la define Ramón Alfonso en su recomendable libro Quentin Tarantino. El samurái cool) exhibe una sobresaturación de esas escenas en las que la tensión puede mascarse, percibo en Django que las largas parrafadas que los personajes tienen que soltar antes de matar comienzan a resultar un tanto cargantes por reiterativas y que son descarados los autohomenajes que el propio director se brinda durante la película. Además los últimos quince o veinte minutos del metraje me ha parecido que sobran (la peli dura dos horas y tres cuartos, la más larga en la filmografía de Tarantino), sensación que no me ha provocado ninguna de sus creaciones anteriores.
 
Espero equivocarme y que no sean estos los síntomas del comienzo de la decadencia del cine de un director que tantas maravillas nos ha regalado, sobre todo a una generación como la mía carente de referentes cinematográficos. Ojalá quede genio para rato y que en la realidad no suceda lo que al director en el cameo que protagoniza en el tramo final de Django desencadenado.
 
A ver.
 
 


1 comentario:

weiss dijo...

Pues ésta no la he visto, y ahora no sé si me atrae. Yo ya venía percibiendo un punto repetitivo en las películas de Tarantino; como que abusa de algunos ingredientes, siempre presentes en sus trabajos. Las conversaciones intrascendentes, la violencia caprichosa y explícita que se convierte en un recurso cómico llamaban poderosamente la atención hace un par de décadas, pero quizás ya no funcionen igual.