24 de julio de 2013

Una cultura saludable



Para disfrutar de una cultura saludable se me hace que es requisito ineludible alcanzar un equilibrio, colocando en un fiel de la balanza la cultura oficial, es decir, la que ofrecen las instituciones públicas, las obras sociales de las entidades financieras y las grandes empresas del sector, y en el otro fiel, la contracultura, esa cultura alternativa o underground de la que tan buen reflejo son las librerías independientes.
 
Estoy convencido de que lo que hace singularmente atractiva a una ciudad, lo que le confiere su nivel cultural y su grado de modernidad, no son solo sus museos, sus teatros y macro-librerías de muchas plantas, sino también esos locales que, apartados de las principales rutas comerciales urbanas, ofrecen al visitante un oasis en el que refrescarse frente a la torridez de la cultura oficial.
 
Esta reflexión viene a cuento a raíz de la experiencia que viví el fin de semana pasado en la nueva librería La extra-vagante, en la Alameda de Hércules. Atraído por el mensaje colocado en la puerta del local, "pasen y lean", entré y descubrí una librería maravillosa. La sala infantil, la exposición de publicaciones periódicas alternativas, la venta de vinilos, la cafetera de cápsulas y el sillón, y sobre todo, la ristra de títulos de calidad que ahí se encuentran, me contagiaron la pasión sincera del dueño por los libros.

No pude evitar mantener una conversación con el librero, quien acabó transmitiéndome su preocupación por la posible eliminación del IVA reducido del que actualmente disfrutan los libros, y confesando que de hacerse efectiva tal iniciativa, se plantearía seriamente el cierre de la librería.

Salí de La extra-vagante con sensaciones encontradas: por una parte, feliz por el descubrimiento y orgulloso porque mi ciudad albergue este tipo de librería; pero por otro lado triste, no solo por la amenaza de cierre que se cierne sobre ella, sino por el convencimiento de que con el cierre Sevilla acabaría convirtiéndose en una ciudad  un poco más gris, y un poco más pobre.
 

1 comentario:

weiss dijo...

Pues sí, chico, qué te voy a decir. No son buenos tiempos para casi nada, y para el pequeño comercio, menos aún. Y es una lástima que sea tan difícil mantener a flote este tipo de locales. Como bien dices, insuflan vida en el corazón de la ciudad.